Y alguien dijo: apáguese la luz, y así fue. Y tanto que así fue. Vaya oscuridad. ¿Y lo difícil que es vivir sin electricidad? La madre del cordero: qué dependientes somos. Los teléfonos sí que funcionaban. Y como siempre que se va la luz, nos hinchamos a hacer llamadas: «Oye, ¿tienes luz en casa?», «No, en la calle tampoco hay», «A ver…, es verdad, en Carrica Tampoco», «Algún problema en la línea». Y a encender velas (lo más románticos) o linternas (lo menos) o a jugar al Candy Crush. Ah, y el Apocalipsis se cernió sobre el Palancia cuando una vez recuperada la electricidad, no funcionaba la televisión. Eso sí que no. No, no. Sin televisión no. Y además había fútbol. Alucina vecina. La combinación perfecta para irse a dormir más pronto de lo que tocaba o para no irse a dormir, ya me entendéis. Es de sobras conocido el incremento de la natalidad nueve meses después del apagón de Nueva York…
¿Especulamos? En apenas media hora ya me habían dicho que si era una estación eléctrica de Cortes de Pallás, que si las nuevas farolas de led están haciendo estragos, que si no sé qué, que si no sé menos. Hay que ver lo que nos gusta conjeturar. Pero es que nos lo pasamos tan bien…
Pues nada de eso. Al final la culpa no fue del cha, cha, cha, sino de los ladrones de cobre: los bandoleros del siglo XXI. Resulta que los amigos de lo ajeno quisieron hacer de las suyas en el polígono de la Artelina. Parece ser que no lo lograron. Una patrulla de la Policía Local de Segorbe logró abortar el robo. Segorbe, Altura, Navajas y Geldo recuperaron la señal de televisión poco después y Castellnovo, Peñalba, Algimia de Almonacid y Vall de Almonacid la corriente eléctrica.
